lunes, 17 de marzo de 2008

The Beauty of Gray


Oscar Wilde es uno de mis escritores favoritos… todo lo que he leído de él me ha conmovido y no puedo hacer otra cosa que admirar su tremenda sensibilidad, ingenio, inteligencia y versatilidad… sus ensayos, sus cuentos, su novela, obras y poemas tienen un “algo” que los hace atemporales.

De pequeña lloraba cuando mi tía me leía el Gigante Egoísta o el Príncipe Feliz (aunque no tanto como ella que durante toda la lectura permanecía con los ojos cuajados de lágrimas). Cuando era chica no entendía la reacción que generaban en mí, pero en cada uno de esos cuentos infantiles había un triste llanto, una sensación de vacío que denota la soledad e incomprensión que atormentaban a su autor….sólo cuando leí “El retrato de Dorian Gray” pude adentrarme en los tormentos que asolaban el alma de Wilde, pues me pareció ver en Basil un retrato literario de su persona y el efébico Dorian, su amor y verdugo, una semblanza de Bosie; quien, como todos sabemos, causó gran dolor en el corazón de este gran escritor.

“El retrato de Dorian Gray” funciona a varios niveles. En primer lugar, es (por lo menos para mi gusto) una novela sumamente entretenida que mantuvo mi atención y me causó más de algún escalofrío. Es, en cierta medida, un relato “desesperante” en el buen sentido de la palabra. Por otro lado, nos enfrenta al relativismo moral de occidente de una forma deliciosamente sarcástica al describir la cínica sociedad victoriana en la que se desenvolvía: Snobismo y hedonismo puro y duro encarnado en el malévolo pero adorable Henry Wotton, una suerte de Mefistófeles decidido a corromper al Joven Dorian, cuya belleza y tímida gracia lo hacían tremendamente cotizado en los eventos de la alta sociedad londinense ¿Pero cómo entrar en un nido de víboras sin perder la frescura e inocencia que lo hace querido y especial?
En relato está también presente el problema de la dualidad del ser humano, la bondad, la maldad, lo espirtual, lo carnal, esas “dos almas” que han atormentado a tantos personajes a través de la literatura , el juego de las apariencias y también, la visión filosófica de Wilde sobre el arte y el ser humano que se complementa de una manera impresionante con lo expuesto en “De profundis”.

Dorian Gray era una suerte de ruiseñor en una jaula de oro, un ser delicado y bello que no había experimentado la vida en el mundo real y en su deseo de ser feliz se ve atrapado en la vorágine del placer por el placer y sintiendo desprecio por sí mismo a medida de que se iba despojando de su pureza. Dorian es también, el vívido ejemplo de quienes tratan de acallar sus conciencias y se autoengañan, pues ¿Quién no ha deseado alguna vez que los efectos de sus acciones no repercutan en uno mismo?...pero no se puede escapar de la inmanencia, no importa con quién se haya hecho el pacto. El cuadro de Basil capturó una parte del alma de su joven modelo, pues era un genuino acto de amor…. Pero ese amor, que infundió nuevos bríos creativos a su autor, generó en Dorian el reconocimiento de su propia belleza y un sentido de la vanidad que lo llevó a la decadencia. Un hombre sin edad, sin lazos profundos, sin capacidad de asombro es, simplemente, una cáscara vacía. Él no era ni bueno ni malo, sólo algo egoísta y, con el tiempo, se volvió aún más solitario de lo que era y es la soledad el puñal que causa más cicatrices en el alma.