Ikkyu: El camino hacia la iluminación

Un ancianito es echado a patadas de un prostíbulo, cayendo a los pies de un par de jóvenes bonzos que lo miran con desprecio. Sin duda, para ellos, este hombre es una vergüenza para los demás monjes. Él hace una morisqueta y se aleja riendo...aquel hombre es Ikkyu Sojun, un monje budista errante que debió abandonar el convento para encontrar la oaz verdadera y la iluminación.

Aquí no hay grandes mechas que luchan contra amenazas alienígenas ni samurais oscuros y acabronados veloces como un rayo mortífero y silencioso...Olvídense de la violencia a raudales (aunque hay escalofriantes pasajes bélicos, pero, en general, nada gore) y de los intelectualismos pretenciosos, porque "Ikkyu" es sabiduría pura, conocimiento verdadero que emana de la humildad de la vida misma.

Este manga nos entrega una historia de vida, una filosofía, una aproximación real y cotidiana a los preceptos del Budismo Zen y de la situación socio-política de Japón entre los siglos XIV y XV a través del peregrinaje de Ikkyu Sojun, el hijo bastardo del emperador. En paralelo también ilustra la lucha de Zeami en pos del perfeccionamiento del arte del Noh y del entrnamiento de sus sucesores. Es interesante cómo Sakaguchi aborda el tema del temor a la muerte, el fracaso y la veleidosidad del público en los artistas, as´pi como también la gran influencia que los monjes tenían en la vida política y las costumbres licenciosas que adopataban tanto alumnos como maestros.

Esta obra presenta un relato pausado y con carácter de flashback para luego volver al minuto inmediatamente posterior a las viñetas iniciales y tomar un desarrollo lineal. El ritmo narrativo de la historia y la simplicidad con que se presenta el argumento hace que su lectura sea bastante amena, sin embargo el exeso de detalles históricos es un elemento fuertemente distractivo. Con un dibujo realista, Sakaguchi entremezcla la realidad con el mundo onírico para entregar una historia vibrante centrada en un personaje carismático y tremendamente humano.

Figura bien proporcionada y ojos más pequeños de lo habitual unidos a unos fondos hermosísimos (serenos bosques de bambú, templos de arquitectura sobrecogedora) y un excelente uso de las tramas demuestran que el alumno ha superado al maestro (porque Sakaguchi Sama trabajó como ayudante de Tezuka).

"Ikkyu" es un manga emotivo y repleto de simbolismo que despierta le sensibilidad del lector, pero a su vez, está completamente alejado del sentimentalismo barato y efectista ya que posee un carácter profundamente reflexivo y personal. Con "Ikkyu" no se pretende mostrar la "santidad", sino la "budidad", una suerte de santidad más humana que tiene que ver con la armonía interior y la celebración de la vida en contraposición a la clásica idea del martirio y la privación de los placeres sensibles. Habla del triunfo del hombre sobre el lado oscuro de su alma, de buscar la verdadera felicidad, de una real liberación.