lunes, 9 de junio de 2008

¡¿Ygdra qué?!


Una ignota y arcana tarde de jueves estaba en Messenger y el destino se apiado de mi atribulada alma dando paso a un sin fin de conjunciones cósmicas que me llevaron al encuentro de mi conspicuo y mayestático contertulio Jorge Luis dentro del ciberespacio (me salió cacofónica la redacción de este post). Veamos… el individuo en cuestión me hizo una oferta que yo (estudiante de derecho que intenta por todos los medios evadir la preparación de examen de grado) no podía rechazar: Película freak Sci-fi ultra B y conversación igualmente bizarra.

A eso e las 5 y algo de aquella tarde apareció en mi puerta un espigado ser de rizados cabellos con un DVD bajo el brazo y un libro, que según me dijo, era atingente a la trama del film que íbamos a ver. Lo cierto es que Jorge llevaba meses transmitiendo sobre dicha obra literaria y la curiosidad me invadía, pues la promocionaba como “Gigger informático”. Pero no fue hasta este fin de semana recién pasado que abrí la cubierta del tomo y me lancé en un frenético trance de lectura…en menos de un día ley el mentado libro…Jorge Luis estaba en lo cierto… es más Giggeriano que una peli con diseños de Gigger… Yo definiría Ygdrasil como “Hentai cybertentacular giggeriano metafísico” o algo por el estilo… en realidad esa categorización es imprecisa, pero veamos: Es ciencia ficción, tiene tentáculos de carne y metal, es sádico… es masoquista y es adictivo…. Lo cierto es que la mitad del tiempo no tenía idea de qué cresta era lo que estaba leyendo pero no podía parar. (de hecho seguramente tendré que darle dos lecturas más, por lo menos), pero creo que el punto no es “entenderlo”, sino que “sentirlo”, porque me angustié bastante con las peripecias de Mariana y compañía, reí y hasta casi lloré y todo me parecía posible. No sabía cómo se desataban algunas situaciones, sobre todo en los viajes virtuales, pero de alguna forma todos los delirios me parecían lógicos dentro del contexto de este libro que dejó en evidencia toda mi ignorancia electrónica o cibernética, sosteniéndome sólo en mi ñoñerìa mitológica y filosófica. Baradit no se molesta en explicar muchas cosas y eso se agradece, pues a veces tanta reconstrucción con fines pedagógicos desperfila y diluye los hilos argumentales y tratar a los lectores como débiles mentales resulta, francamente, odioso.

Si bien todo lo relacionado al aspecto computacional me pareció absolutamente marciano dada mi falta total de conocimientos sobre el tema, el resto de los temas no me causaron mayores problemas. Me agradó lo vertiginoso del ritmo narrativo y las dinámicas de interacción de los personajes (Ghûnter/ Reche/Mariana y la macabramente hilarante dupla Alvarado/Ramírez) y odié las descripciones de las torturas, al Tangata Manu y al Maldito Imbunche, una personificación de todo lo que hace miserables a los seres humanos. Fue, precisamente en estos pasajes, cuando maldije tener una imaginación tan prolìfera… visiones horrendas inundaron mi mente y no pude sino sentir pena por todos quienes se cruzaban en su camino.

Dejando de lado la muy bien lograda atmósfera cyberpunk claramente post apocalíptica, Ygdrasil relata un clásico “camino del héroe” orientado hacia la redención a través de la auto inmolación (tremendamente católico, aunque sus referentes más utilizados son los brahamanes y el budismo, pasando por mitos mapuches.) El dolor nos hace libres, el dolor libera y la muerte es la única forma para escapar de esta miseria que es la existencia vacía de quienes no tienen una motivación, pero la muerte implica trascender hacia un plano superior… La vida de Mariana es una tortura de principio a fin y mejor ni les cuento como termina esta cosa… yo realmente quedé en Shock, aunque no puedo decir que no lo veía venir. (pero no les cuento nadaaaaa!!!)

Mención aparte merece el satánico imbunche, un ser detestable y asqueroso, pederasta gay, psicópata y ególatra cuya sola aparición me causada arcadas y el horrible negocio de las “perras” (espero que ningún mafioso emprendedor tome la idea) que eran mujeres cercenadas utilizadas para satisfacer carnalmente a los clientes estando en estado de semiinconsciencia mediante un peligroso proceso artesanal(Como “Boxing Helenna” pero sin bracitos y con el cerebro frito, algo así como muñecas inflables vivas pero carentes de extremidades) que me dan una sensación de absoluta decadencia de la humanidad.

No importa en qué lugar remoto ni en qué tiempo nos encontremos, hay códigos universales que jamás cambiaran: La miseria humana es y será siempre atemporal… los padecimientos de Mariana y sus encrucijadas son similares a las del atribulado estudiante en quiebra que Dostoiesky nos presenta en su magníficamente desesperante crimen y castigo y es ese sentimiento de desolación, esa angustia claustrofóbica la que se experimenta en Ygdrasil: Los males de la perversión sexual, el daño que causa el fanatismo religioso ciego, la maldad del mundo corporativo y de un gobierno egoísta cuyo fin es el poder por el poder y no el bien común… todos somos prescindibles… todos somos instrumentos… ¿Para qué estamos vivos entonces? ¿Por qué nunca perdemos la esperanza?... bueno… la esperanza es lo último que los seres humanos pierden y es lo que nos impulsa a enfrentar las adversidades, pero si supiéramos cuál será nuestro fin, tal vez nos daríamos por vencidos ¿O no?.. bueno, los seres humanos también somos testarudos.