miércoles, 7 de octubre de 2009

El atajo del Héroe

Algo tienen las películas como Karate Kid (la uno, porque el resto francamente apestan más que la secuela de Hostal), la franquicia Rocky y varias otras, entre las que encontramos “joyitas” de Steven Segal y Jean Claud Van Damme que nos atrapan a pesar de su pobreza argumental y la predectibilidad de sus guiones… de cierta forma estas películas, a la que sumo también la cinta “Never Back Down” apelan a un arquetipo transcultural tan antiguo como el hilo negro: El camino del Héroe, claro que en una versión simplificada, digerida y editada que no puede equipararse de forma alguna a los 12 trabajos de Hércules o a la Odisea de Ulises.… es por eso que estos “ hero`s shortcuts, america rules fuck yeah” son tan adictivos y ,aunque a veces nos cuestionemos las motivaciones de los personajes o lo absurdo de sus premisas, siempre terminamos casi gritándole a la pantalla y los vemos una y otra vez.

Se trata de obras que no apelan al intelecto, sino que a la emoción, a ese deseo de superación que arde en nuestros corazones que nos deja con ganas de salir a patear traseros y golpear todo aquello que se nos cruce en el camino… nos inspiran de una forma totalmente visceral a luchar contra la corriente y a esforzarnos al máximo. Es por ello que ésta es una fórmula universal y casi inagotable, a pesar de que últimamente los enfoques con que son tratadas no suelen ser más que una sucesión de clichés que rayan en la cursilería . ¿Pero qué más da? Si finalmente con una escena de entrenamiento que nos dé la sensación de un rigor espartano mezclado con piruetas a lo “Drunken Master” (si van con ese toque de humor, tanto mejor) adecuadamente musicalizada quedamos satisfechos. Tampoco está de más uno que otro homenaje a viejos clásicos de las artes marciales, su dato freak de cultura pop o los entrañables secundarios que acompañan a nuestro fornido héroe de mandíbula cuadrada que, como bien dice el excelso Jorge Luis, se expresa a través de su mirada y acciones .Eso es muy cierto, pues del jovencito de la película no se pide más que luzca macho y que sus habilidades de combate resulten medianamente creíbles… poco diálogo y cara de malas pulgas son requisitos sinequanón de un héroe marcial que se precie de tal, como el tímido Mako de la genial “MirageMan”.

Una fiel exponente del “atajo del héroe” que se presenta en las películas gringas es “Never Back Down”, film absolutamente repleto de lugares comunes que, a pesar de su total falta de originalidad, se las arregla para mantener la atención del espectador disfrutando de las luchas. Creo que su mayor acierto es que en vez de centrarse en el karate, el Kick Boxing o el boxeo, explora las posibilidades que ofrecen las Artes Marciales Mixtas (MMA, conocidas popularmente como “ todo vale”), siendo éste el punto más original dentro de una historia algo floja con personajes acartonados. La historia no puede ser más simple: Jake Tyler es un adolescente que luego de sufrir la trágica muerte de su padre (en un accidente del cual él se culpa) se vuelve algo rebelde y camorrero; su madre se muda junto con él y su pequeño hermano a otra ciudad pues el menor de la familia obtiene una beca de tenis. Jack deberá adaptarse a su nueva escuela y a lidiar con sus propios demonios: conoce a una bella chica que lo engaña para que participe en peleas callejeras donde el novio de ésta lo humilla terriblemente y además hace un amigo que lo introduce al mundo de las artes marciales mixtas llevándolo a la academia del maestro Jean Roqua (hombre que también es atormentado por su pasado y se transforma en una suerte de figura paterna para él) ¿Podrá Jake deshacerse de la ira y frustación que lo carcomen? ¿Enfrentará Jean Roqua el pasado que lo perturba? ¿ Resistirá nuestro joven héroe la tentación de obtener la revancha contra quien lo humilló tan brutalmente? Las respuestas a estas interrogantes son obvias, sin embargo, el espectador igualmente quiere ver cómo se resuelven dejándose llevar por las excelentes escenas de entrenamiento y la música pegajosa y energética que acompaña gran parte de dichas secuencias.

“Never Back Down” funciona perfectamente a nivel visceral y exuda testosterona a raudales. Cumple con los clichés clásicos del género y, gracias a su estructura narrativa esta sucesión de lugares comunes funciona como un engranaje bien aceitado, como una fórmula conocida, pero de efectividad comprobada y, mientras permanece apegada a dichos cánones entretiene y emociona importando poco que los actores no parezcan ni por asomo estudiantes de secundaria (cual de todos tiene más pinta de estar en los treinta) o que el protagonista pueda realizar intrincadas piruetas con una costilla rota (si aguanta más golpes que caballero del zodíaco). Sin embargo pierde su encanto e ímpetu cuando intenta ser algo que no es, pues se cuela por ciertos pasajes la intención de dotarla de cierto grado de profundidad tratando de establecer una forzada intertextualidad con “La Iliada” que ,en realidad lo, único que aporta son risas, ya que la forma de relacionar ambas obras era demasiado burda y traiciona el espíritu humilde del que generalmente están imbuidas las cintas de artes marciales producidas en la tierra del Tío Sam.