
¿Pero qué cresta es el Last Exile y cuál es su importancia?
La verdad es que, a mi juicio, ese artefacto es totalmente secundario, una mera excusa para explorar la naturaleza humana mostrando lo más noble y también lo más retorcido de ella y de paso, hacer una cruel metáfora del primer y el tercer mundo (tal vez esto último es una volada mía, pero esa era la sensación que me producía la contraposición entre el Concilio y los reinos terrestre de Anatore y Dusith). Tanto las naves como los miembros del Concilio tienen un aspecto futurista y aséptico, de hecho, sus miembros tienen cierta “cualidad élfica”. Ellos no sufren la escasez de agua y se deleitan con finos manjares que sus vecinos ni en sueños podrían conseguir, mientras que Anatore y Dutsith viven en condiciones similares a las del siglo XIX y cuentan con una limitada tecnología bélica donde aún incluyen fusil
eros que actúan como vil carne de cañón. Las naves, bellamente diseñadas, tienen claras reminiscencias de los años 40 y de la revolución industrial. En otras palabras, se nos presenta una interesante mezcla de clásicos diseños futuristas (el concilio) con una hermosa estética steampunk o retrotech (como prefieran llamarla) .
Volviendo al desarrollo de la trama, una vez entregada la “carga” en el Silvana, Claus y Lavie deciden quedarse para protegerla y así entablan relaciones con el resto de los miembros de la nave, pasando, poco a poco, a convertirse en miembros de la tripulación. Este cuadro es completado por los simpáticos mecánicos del Silvana, Sofía (la primera oficial de Alex Rowe), las pilotos Tatiana y Alister, Moran (un fusilero con crisis vocacional) y los miembros del Concilio Dio (heredero del trono y hermano menor de Delphine) y su fiel sirviente Luciola, quienes llegan al Silvana guiados por la fascinación que el primero siente por las habilidades de Claus como piloto.
A juzgar por lo que he expuesto en las líneas precedentes, Last Exile parece ser un animé más de ciencia ficción con un toque “retro” que lo hace mucho más atractivo estéticamente hablando, lo cual se confirma al ver la espléndida animación y el excelente trabajo de diseño de personajes y de naves, sin embargo creo que su fortaleza radica en que le da un vuelco al clásico camino del héroe que se nos plantea en esta clase de obras, pues, en general, el protagonista siempre parte siendo un chico algo soso y titubeante que finalmente descubre su potencial (mm… Shinji era cero aporte… Simón tuvo que pasar por una infinidad de cosas para cumplir su destino, Vincent Law borró sus propios recuerdos y así podría seguir dando ejemplos de protagonistas que partieron siendo mamones y que terminaron acabronándose --- ojo que para mi Shinji siempre será un mamón) pero aquí el protagonista es un chico que tiene las
cosas claras, una meta definida y que no anda de víctima por la vida a pesar de la trágica muerte de sus padres. Claus puede lucir como un adolescente, pero ya es todo un hombre y su determinación es fundamental para el desarrollo de los acontecimientos. Él no se cree el mejor, pero tampoco se siente como un gusano en medio del universo, por lo que es un personaje equilibrado y querible. Otro personaje interesante es Moran, un soldado que toda su vida ha sido carne de cañón y que ha sobrevivido milagrosamente a muchas batallas, dañando gravemente su espíritu. Moran no es un cobarde, pero se desprecia a sí mismo por sentir miedo, algo que es totalmente normal si te enfrentas a la muerte día a día y te percatas de que eres tratado como un ser completamente desechable y por otro lado tenemos a Dio, que es un inocente y caprichoso príncipe lleno de alegría y curiosidad por la vida que conviviendo con la tripulación del Silvana conoce el verdadero significado de la amistad y el amor, pero que oculta en su corazón el oscuro temor de regresar a casa e iniciarse a la vida adulta, perdiendo su individualidad a través de un grotesco ritual.
Nos encontramos aquí con una historia de traiciones e intrigas políticas, venganzas y amor y supervivencia que nos muestra a cada instante lo absurdo de la guerra sin perder el tiempo en discursos clichés ni demasiado sentimentalismo, la muerte y la locura acechan a cada instante e incluso los sacrificios parecen inútiles… eso es lo que más me llamó la atención de Last Exile, pues el instante de la muerte de ciertos personajes es veloz y sin el dramatismo que se le acostumbra a dar regularmente en los animés, de esta forma, en vez de buscar la lágrima rápida, lo que se consigue es un efectivo shock y cierto grado de impredictibilidad…no hay espectacularidad, sino que pura realidad y eso es una agradable sorpresa ,aunque no por ello deja de entristecer. Lamentablemente y como suele suceder generalmente en el mundo de la animación japonesa, el final es demasiado abrupto y poco intenso en relación al resto de la serie… ¿o será que yo odio los finales abiertos?
Last Exile es una obra entretenida y emocionante con una galería d
e personajes bien definidos y entrañables, con una gran música y una animación de lujo. Épico y conmovedor, con la dosis justa de humor y romance, que plantea temas tremendamente actuales (la brecha que separa a los países del primer mundo -con su hedonismo y egoísmo- y los del tercero, lo absurdo del genocidio y de la guerra, la pérdida de la inocencia, la muerte del alma a través del conformismo y la importancia de luchar por un futuro mejor sin dejar de lado nuestras convicciones) sin hacerse denso, pretencioso o discursivo y eso se agradece tremendamente.
La verdad es que, a mi juicio, ese artefacto es totalmente secundario, una mera excusa para explorar la naturaleza humana mostrando lo más noble y también lo más retorcido de ella y de paso, hacer una cruel metáfora del primer y el tercer mundo (tal vez esto último es una volada mía, pero esa era la sensación que me producía la contraposición entre el Concilio y los reinos terrestre de Anatore y Dusith). Tanto las naves como los miembros del Concilio tienen un aspecto futurista y aséptico, de hecho, sus miembros tienen cierta “cualidad élfica”. Ellos no sufren la escasez de agua y se deleitan con finos manjares que sus vecinos ni en sueños podrían conseguir, mientras que Anatore y Dutsith viven en condiciones similares a las del siglo XIX y cuentan con una limitada tecnología bélica donde aún incluyen fusil

Volviendo al desarrollo de la trama, una vez entregada la “carga” en el Silvana, Claus y Lavie deciden quedarse para protegerla y así entablan relaciones con el resto de los miembros de la nave, pasando, poco a poco, a convertirse en miembros de la tripulación. Este cuadro es completado por los simpáticos mecánicos del Silvana, Sofía (la primera oficial de Alex Rowe), las pilotos Tatiana y Alister, Moran (un fusilero con crisis vocacional) y los miembros del Concilio Dio (heredero del trono y hermano menor de Delphine) y su fiel sirviente Luciola, quienes llegan al Silvana guiados por la fascinación que el primero siente por las habilidades de Claus como piloto.
A juzgar por lo que he expuesto en las líneas precedentes, Last Exile parece ser un animé más de ciencia ficción con un toque “retro” que lo hace mucho más atractivo estéticamente hablando, lo cual se confirma al ver la espléndida animación y el excelente trabajo de diseño de personajes y de naves, sin embargo creo que su fortaleza radica en que le da un vuelco al clásico camino del héroe que se nos plantea en esta clase de obras, pues, en general, el protagonista siempre parte siendo un chico algo soso y titubeante que finalmente descubre su potencial (mm… Shinji era cero aporte… Simón tuvo que pasar por una infinidad de cosas para cumplir su destino, Vincent Law borró sus propios recuerdos y así podría seguir dando ejemplos de protagonistas que partieron siendo mamones y que terminaron acabronándose --- ojo que para mi Shinji siempre será un mamón) pero aquí el protagonista es un chico que tiene las

Nos encontramos aquí con una historia de traiciones e intrigas políticas, venganzas y amor y supervivencia que nos muestra a cada instante lo absurdo de la guerra sin perder el tiempo en discursos clichés ni demasiado sentimentalismo, la muerte y la locura acechan a cada instante e incluso los sacrificios parecen inútiles… eso es lo que más me llamó la atención de Last Exile, pues el instante de la muerte de ciertos personajes es veloz y sin el dramatismo que se le acostumbra a dar regularmente en los animés, de esta forma, en vez de buscar la lágrima rápida, lo que se consigue es un efectivo shock y cierto grado de impredictibilidad…no hay espectacularidad, sino que pura realidad y eso es una agradable sorpresa ,aunque no por ello deja de entristecer. Lamentablemente y como suele suceder generalmente en el mundo de la animación japonesa, el final es demasiado abrupto y poco intenso en relación al resto de la serie… ¿o será que yo odio los finales abiertos?
Last Exile es una obra entretenida y emocionante con una galería d
