jueves, 26 de julio de 2007

Piqueros en la Estigia

Advertencia: Este ensayo lo escribí para el curso de historia constitucional cuyo profesor tiene una línea de pensamiento bastante cercana a la UDI (lo vi en una revista de la fundación Jaime Guzman, pero es un tipo genial ^_^ y ahora es mi gran quesote!... soy una chupamedias), así que la postura está algo exaltada, pues, en principio soy tanto patidaria de la eutanasia como del aborto , pero sólo en casos extremos (o sea, uno debe hacerse responsable de sus actos y si el tener un bebé te podría provocar la muerte o fuiste horriblemente violada, recién podría pensarse en la posibilidad de abortar...) . Creo que en ambos temas deben analizarse caso a caso.


Ahh... a todo esto, la idea del ensayo era tomar un derecho fundamental consagrado en la constitución... y bueno, vean lo que resultó de un litro de café y tres horas seguidas de tollo desesperado. =)

Piqueros en la Estigia o la relativización del derecho a la muerte

La muerte es la única certeza que tenemos en la vida y paradójicamente es a su vez una de nuestras mayores fuentes de incertidumbre, pues nunca sabemos cuándo acontecerá. Pero con los avances de hoy y la proliferación y relativización de una gran cantidad de nuevos derechos humanos esta situación se ha tornado diferente: el derecho a la vida supone el derecho, a su vez, a la muerte, es decir, la facultad de disponer del fin de nuestra existencia. ¿Es esto descabellado? ¿Va contra los designios de la naturaleza?

Años atrás los hilos de las parcas eran como cuerdas de titanio, pero ahora se han convertido en hilachas de nylon. Si bien el concepto del bien morir o morir con dignidad no es un producto de nuestra sociedad moderna, es actualmente cuando se ha hecho más patente debido a la utilización de métodos sistematizados, higiénicos y supuestamente indoloros. Sin embargo, ya era practicado siglos atrás por un variopinto grupo de culturas que comprendía desde olvidadas etnias indígenas hasta refinadas civilizaciones como, por ejemplo, la japonesa : Los samuráis eran guerreros que contaban con numerosos privilegios entre los cuales se destacaban el derecho a cometer “Sepuku” o suicidio ritual para terminar con su existencia sin manchar su honra y purgar honorablemente sus faltas.

La legalización de la eutanasia en diversos países “desarrollados” implica una disyuntiva: por un lado es perfectamente comprensible que las personas que sufren largas e interminables enfermedades puedan tener un final tranquilo y lo menos tortuoso posible, lo cual a su vez implica también disminuir el dolor y desgaste de sus familiares y, por otro lado, se corre el riesgo de que se genere la tendencia de ponerse el parche antes de la herida. Me explico: al ser notificadas de que padecen alguna enfermedad terminal, algunas personas optarían inmediata o prontamente por solicitar que se les aplicara la eutanasia. Tal vez mi postura parece extremista, sin embargo considero que la perspectiva de una larga agonía puede generar pánico en aquellos individuos que poseen un débil o casi nulo sustento espiritual: El temor al sufrimiento y a reflexionar acerca de los motivos de éste y ,aún peor, el observar lo que sucede con su núcleo más cercano a medida de que transcurren los meses o años se transforman en un panorama poco atractivo del que se desea huir imperiosamente.
En la sociedad occidental el temor a la muerte y al sufrimiento está profundamente arraigado y la combinación de estas dos variables con la lentitud , la cobardía hace optar por el camino más fácil: una muerte rápida.



Tomando la premisa de que el derecho a la vida también engloba el derecho a la muerte se puede llegar incluso al nivel de haya gente que sostenga que puede determinar el día exacto en que quiere morir y solicitar que se le aplique una inyección en esa fecha. Parece cosa de locos ¿no?, pero lo cierto es que si admitimos el derecho a morir tarde o temprano se alcanzará el extremo de que fijar el día de la propia muerte también se considerará una facultad inherente a la dignidad humana.
La ciencia prolonga la vida hasta límites insospechados , pero también puede destruirla con gran facilidad. Gracias a la tecnología ahora podemos jugar a ser dios alterando el orden natural de las cosas y si bien creo que la eutanasia es una alternativa válida en casos extremos, abre una puerta hacia una amplia gama de posibilidades bastante tenebrosas como ya ocurrió con el derecho a la vida y al de disponer de nuestro propio cuerpo que, bajo torcidas interpretaciones a llevado a personajes como Walt Dysney a congelar sus cuerpos a través de la criogenia a la espera de la resurrección. A pesar de que este hecho se ha convertido en un mito urbano la posibilidad, aunque lejana, de que los cadáveres puedan ser congelados y resucitados así como que algún día se creen empresas especialistas en entregar servicios “eutanásicos” a las personas resulta espeluznante.

¿Hasta qué punto tenemos derecho a la muerte? Eso es lo que hay que definir, pues su aceptación por la gran mayoría de la comunidad internacional es sólo cuestión de tiempo y es factible que se llegue a tal nivel de relativización que aquellos deseosos de controlar incluso el día de su propia muerte y quienes le temen a una larga agonía se tirarán piqueros en la laguna Estigia y nadarán hasta llegar a la orilla del inframundo, ya no será necesario esperar la llegada de Caronte para que nos conduzca a través de las aguas en su humilde barcaza, sólo habrá que lanzarse y nadar cuando nos apetezca con la salvedad de que nunca podremos regresar a la otra orilla.

Haber sido creados a imagen y semejanza de Dios no implica que debamos tener sus mismas atribuciones, pues no estamos preparados intelectual ni espiritualmente para sopesar lo que realmente significa disponer de nuestra propia muerte. En una decisión como esta no cabe arrepentimiento alguno; por otro lado, si nosotros no somos los que optamos por nacer ¿Por qué habríamos de determinar cuándo morir?

8 comentarios:

Pablo Ignacio Cerda Rastello dijo...

ME ENCANTÓ! Concuerdo contigo, y me gustó esa pregunta del último parrafó.

Te voy a decir lo mismo que le dije a una amiga ayer cuando escribió en su flog sobre qué es la felicidad: DONDE ESTABAS CUANDO TUVE QUE EXPONER UN DISCURSO PARA EL COLEGIO!! Lo pasé tan mal esa vez!! Pero si hubieras subido esto cuando tuve que hacer ese trabajo, ten por seguro que te lo hubiera copiado.. ASÍ, DESCARADAMENTE!!!

Espero leerte pronto!!

Ashurita dijo...

Jajajajaja gracias XD

Liz Hopps dijo...

Es que mi niña es lo más inteligente que hay...lejos!!!!!!

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Nice.
Exacto que los dioses hagan su trabajo y reclamen nuestras almas cuando sea nuestro momento de visitar las tierras de Mandos.

Liz Hopps dijo...

oye..escribe algo divertido..me muero de pena..besos

Liz Hopps dijo...

jajaj...nescesito ilustraciones...tengo un cunto cursi en mente..pero aunque es tremendamente edulcorado quiero escribirlo..lo llustrarias?

Ashurita dijo...

Okis... te lo ilustro wiiii!!
y trataré de escribir algo gracioso... oooohhh!! aún no encuentro tiempo para publicar un minicómic! U_U y ya pasaron mis 3 días de vacaciones