martes, 8 de abril de 2008

El sueño del tiburón: el lado más salvaje del hombre

Si crees que la mirada de un león hambriento te provocaría pánico, sólo espera a que Patrick Lambert te mire a través de su monóculo y que, como por arte de magia, se encienda el fuego.

Matthias Schultteis nos entrega dos tomos llenos de violencia, soledad y desesperanza ambientados en el sórdido hampa de Lagos (no el capitán planeta, sino que la capital de Nigeria) en los años 80. Ahora bien, el hecho de que la acción esté circunscrita específicamente a aquella época y lugar no lo hace menos universal. Hecha esta aclaración procedo a hablar del cómic en sí: “El sueño del Tiburón” nos plantea un conflicto en que personajes oscuros y marginales se enfrentan contra un no menos corrupto y marginal aparato gubernamental por la posesión de un revolucionario chip de informática militar que les permitiría controlar toda clase de misiles (muy a lo Best- Seller de Tom Clancy y tantos otros), pero al poco andar las cosas se vuelven personales y se inicia el clásico juego del gato y del ratón con la salvedad de que aquí no hay héroes no villanos…todo es confuso, tal como los sueños (o más bien una pesadilla) y como ocurre en el sueño de la vida, sólo se despierta al morir.

Aquí no existen ni el amor no la amistad, sólo el instinto puro, la paranoia y el sexo por el sexo…una trepidante lucha por sobrevivir a toda costa en un ambiente enrarecido por la magia negra…
El primero que da muestras de humanidad pierde; el amor humaniza y por eso mata. Ésa es la dura lección que Lambert aprendió tardíamente y en torno a la cual sólo tuvo tiempo para meditar estando en las fauces de un escualo.

El dibujo de Schultheiss es crudo, realista (con excepción de las desproporcionadas curvas de algunas féminas muy “ochentenas”) y suciamente colorido, como si quisiera ilustrar la contaminación y oscuridad que habita en el alma de los personajes. Entre los rojos, negros, grises y cafés, el mar turquesa aparece como un remanso siempre acariciado por el viento y los rayos del sol. Sin duda es en el ritmo cadencioso de las aguas donde Schultheiss demuestra su pericia en las acuarelas.
Interesante es la composición barroca de las viñetas, siempre atiborradas de humo, balas, balas, objetos o personas, dando la impresión de un irremediable hastío de todo cuanto hay en el mundo.

Realidad cruda y contemporánea, crueldad extrema y, sobre todo, una inmensa y angustiante sensación de vacío es lo que la lectura de este cómic provoca. Y es que la visión que Schultheiss tiene del ser humano no es muy alentadora que digamos, pero no se puede esperar otra cosa de un hombre que creció entre las ruinas de la segunda guerra mundial y es por eso que “El sueño del Tiburón” irradie tanto dolor y tristeza.

2 comentarios:

S A L V A D O R dijo...

la foto de la portada del comicz es muy pequeña como para verla bien....pero saludos, de un seguidor de comics de superheroes

Ashurita dijo...

Jajaja..gracias... la verdad es que es lo único que pillé en internet pues me dio flojera escanear los tomos que tengo... pero de ahí lo haré pra sacar la vuelta =)... Muchas gracias por pasar por acá de nuevo.